El asesinato encubierto de Javier Fernández Quesada

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1. El 12 de Diciembre de 1977, en el Edificio Central de la Universidad de La Laguna, había una manifestación de los trabajadores del transporte público, unidos a los tabaqueros, refrigeradores industriales y estudiantes.
Ahí fue asesinado Javier Fernández Quesada.
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2. 2 meses llevaban los trabajadores del transporte público manifestándose en esa “ejemplar transición” cuando pasó. La Guardia Civil entró en el campus a balazos y una bala que cayó del cielo, o a quemarropa, atravesó el corazón de Javier.

3. Tras esto: nadie quiso saber nada. Ni los políticos más progresistas en ese circo transitorio dijeron nada. Se ocultó todo.

4. La gente daba casquillos y estos eran encerrados en una caja y separados de las pruebas. El caso iba rulando entre instituciones, evitando ser resuelto y cubriéndole el culo a los culpables.

5. A las 14.40, cuando los ánimos de la protesta estaban menguando, cuando 6 Guardias Civiles entraron con ametralladoras disparando a diestro y siniestro, y una de esas balas asesinó a Fernández Quesada. Jamás se les juzgó. Jamás se juzgó a quien dio la orden. Nunca se supo nada.
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6. Todavía hoy no se saben quiénes fueron los asesinos, ni los jefes de los asesinos. El año pasado se publicaron en El Observador más de 600 folios: toda la investigación que hubo. La investigación la llevó a cabo Rosa Burgos. Pueden encontrarlo aquí: https://revistaelobservador.com/79-fernandez-quesada/14053-documentos-de-la-comision-de-encuesta-del-congreso-de-los-diputados-sobre-la-muerte-de-javier-fernandez-quesada

7. Realmente es terrible. Una protesta por los derechos laborales y libertades en medio de una supuesta transición democrática ejemplar, y entran 6 Guardias Civiles con ametralladoras y asesinan a un chiquillo, y parece como que tenemos que dar las gracias porque fuera solo 1.

8. Todavía hoy sus familiares no reciben indemnización alguna por el asesinato. No hay ningún medio oficial que reconozca lo que ocurrió.

9. Al llegar su féretro a Gran Canaria, fue acompañado por cientos, quizás miles de personas (ningún parlamentario) en su corto viaje hasta el cementerio, a pesar de que las autoridades querían algo pequeño y privado: más silencio.
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10. Los días posteriores siguieron las protestas, con más odio. El Estado reaccionó mandando más perros desde Córdoba y Zaragoza. Las calles se convirtieron en un infierno de violencia y brutalidad policial. Se ve que mucho no han cambiado las cosas viendo Barcelona.

11. No fue el único asesinado, ni el último. Muchos más murieron en Canarias (y en toda España) a manos de los cuerpos de represión del Estado. Y recuerden: ni el PSOE quiso saber nada.

12. Este hilo ha dolido hacerlo, y cuanto más leía, más rabia y tristeza sentía. Es un capítulo muy oscuro de Canarias que no quieren cerrar.
Ni olvido, ni perdón.

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